Para mejorar nuestra economía doméstica es esencial establecernos unos objetivos de ahorro a medio y largo plazo. Planificar el ahorro está estrechamente relacionado con planificar el consumo. De hecho, debemos hacer ambas cosas al mismo tiempo.
Cuando elaboremos nuestro presupuesto doméstico, la cantidad que destinemos al ahorro debe ser razonable y alcanzable. Para ello debemos conocer perfectamente cuáles son los gastos indispensables en nuestra vida cotidiana. De nada nos servirá realizar un presupuesto en el que planificamos ahorrar una cantidad de dinero que luego no podemos alcanzar.
A la hora de planificar el ahorro debemos pensar en los objetivos que queremos conseguir. Estos pueden ser diversos: reformar la vivienda, comprar un coche, ahorrar para la jubilación, ahorrar para realizar inversiones y así aumentar nuestros ingresos, etc. Seguramente nuestra situación económica no nos permita ahorrar para todos los objetivos que nos gustaría alcanzar, por lo que debemos establecer unas prioridades.
Nuestra primera prioridad al planificar el ahorro debería ser conseguir acumular una cantidad de dinero razonable para tenerla como reserva en caso de que nuestra situación empeore. Actualmente vemos cómo miles de personas que han perdido su empleo se encuentran en situaciones verdaderamente dramáticas debido, en parte, a su falta de previsión. No debemos confiar en que siempre vamos a tener un empleo o vamos a recibir pensiones o servicios del estado durante toda la vida. Desgraciadamente, estamos viendo cómo la idea de Estado del Bienestar que tanto nos han proclamado poco a poco se va diluyendo.
Una cantidad de reserva razonable podría ser, por ejemplo, el equivalente a nuestros ingresos de un año. Esta cantidad de dinero podremos tenerla invertida para que siga produciendo beneficios, pero siempre en productos líquidos, como cuentas de ahorro o depósitos bancarios, de forma que si necesitamos el dinero podamos disponer de él con facilidad.
Una vez que hayamos conseguido ahorrar esta cantidad de reserva, podemos seguir ahorrando para alcanzar otros objetivos, como los mencionados anteriormente u otros que nosotros consideremos. Para planificar el ahorro, sea cual sea su objetivo, siempre utilizaremos el presupuesto doméstico como herramienta.
Planificar el ahorro también implica responsabilidad y disciplina. Tendremos que privarnos de muchos caprichos y gastos innecesarios. También debemos recordar que el presupuesto que hagamos tenemos que cumplirlo. No se trata solamente de una declaración de intenciones, hay que llevarlo a cabo mes a mes.
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