Cuentas de ahorro, ¿son un producto rentable?

La forma más simple de ahorrar y percibir un interés por el capital es abrir una cuenta de ahorro en un banco. En este tipo de cuentas, se puede ingresar y sacar dinero cada vez que el cliente lo desee. Mientras el dinero esté en la cuenta, está generando intereses, los cuales suelen ser remunerados de forma mensual o trimestral.

Si comparamos las condiciones de las cuentas de ahorro en distintos bancos, nos encontraremos con diferencias en el interés que nos ofrecen, las comisiones que cobran, el funcionamiento, etc. Los bancos que suelen ofrecer mejores condiciones para este tipo de cuentas son los que trabajan a través de Internet. Algunos bancos diferencian entre cuentas corrientes y cuentas de ahorro en función de si se pueden domiciliar recibos, contratar tarjetas de crédito o débito asociadas a la cuenta, etc.

Solemos encontrarnos con bastante publicidad de este tipo de productos bancarios en los grandes medios (televisión, radio, prensa…) e incluso en stands de centros comerciales. Por el tipo de publicidad que hacen, se puede deducir que las cuentas de ahorro son instrumentos dirigidos a los sectores más “pardillos” de la sociedad.

Con esto no quiero ofender a nadie. La mayor parte de las personas tenemos cuentas de ahorro, pero deberíamos ser conscientes de que son interesantes solamente por su utilidad práctica. Están bien para domiciliar la nómina, los recibos, sacar dinero en cajeros, pagar con tarjetas y tener una cantidad de dinero disponible para los gastos cotidianos o para algún imprevisto. Pero si lo que queremos es sacar alguna rentabilidad a lo que vayamos ahorrando, este tipo de productos no son en absoluto la mejor opción.

Como norma general, debemos tener en cuenta que cuando vemos un anuncio publicitario o cuando nos dejamos “asesorar” por un comercial de alguna entidad bancaria, lo que intentan vendernos no va en la búsqueda de nuestro beneficio, sino del suyo. No debemos dejarnos engañar porque nos ofrezcan una cubertería o nos cuenten cómo vamos a ver crecer nuestros ahorros.

La realidad de las cuentas de ahorro es que son los productos bancarios que menos interés ofrecen. Éstos dependen en gran medida de los tipos de interés fijados por los bancos centrales, y cuando éstos están bajos, pueden ser incluso menores que la inflación interanual. Esto quiere decir que, en este caso, el dinero que introduzcamos en la cuenta de ahorro tendrá cada vez menos valor.

En función de la fiscalidad del país, algunas cuentas pueden tener ventajas fiscales si están destinadas, por ejemplo, a la compra de una vivienda. Este tipo de cuentas sí puede ser interesante como ahorro, no ya por la rentabilidad que ofrecen, sino por la reducción que suponen en el pago de impuestos.

En definitiva, debemos considerar las cuentas de ahorro solamente como productos bancarios que nos ayudan en nuestra gestión económica cotidiana, pero no como instrumento de ahorro o inversión. No es necesario que el dinero que tengamos ingresado en la cuenta sea una cantidad importante. Debe ser el suficiente para atender los gastos cotidianos y algún imprevisto que pueda surgirnos.

Por tanto, a la hora de elegir una cuenta bancaria, debemos dar más importancia a la calidad del servicio que nos prestan y a las comisiones que nos cobran que al interés que nos pagan por nuestro dinero. En los siguientes artículos veremos opciones más interesantes para destinar nuestros ahorros.

1 comentario:

  1. Un post muy interesante. A mi me gusta estar al día en éstos temas, por ello siempre visito la web de Financierum, un comparador financiero de gran ayuda!

    Un saludo
    Pablo

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