Planes de pensiones: ¿por qué dejamos que planifiquen nuestra jubilación?

Contratar un plan de pensiones es una forma bastante “infantil” de ahorrar para nuestra jubilación. Es como cuando enseñan a un niño a meter dinero en una hucha y no le dejan abrirla hasta que sus padres lo decidan. En lo referente a nuestros ahorros, deberíamos comportarnos como adultos y ser nosotros mismos los que gestionemos nuestro dinero.


Ahorrar para nuestra jubilación es algo bastante sensato que deberíamos hacer todos, no sólo para complementar la prestación cada vez más precaria que proporcionan los sistemas de seguridad social, sino también, por qué no, para poder jubilarnos en el momento que nosotros elijamos. Para ello, debemos ser nosotros los que decidamos qué cantidad debemos ahorrar, dónde lo queremos invertir y cuándo y de qué forma vamos a disponer de nuestro dinero.


Un plan de pensiones es un contrato que firmamos con una entidad financiera privada, mediante el cual nos comprometemos a realizar aportaciones de dinero periódicas, las cuales son invertidas en un fondo de inversión. Este dinero no podemos recuperarlo hasta el momento de la jubilación o, excepcionalmente, en caso de invalidez, paro prolongado o enfermedad grave. Estos productos financieros tienen algunas deducciones fiscales mientras se están realizando las aportaciones, pero en el momento de recuperar el dinero no nos libraremos de pagar impuestos, por lo que las supuestas ventajas son mínimas.


Los planes de pensiones, como la mayoría de productos financieros, están concebidos para beneficiar más a los bancos que a los usuarios. Es una manera que tienen las entidades financieras de asegurarse la posesión y la gestión de los ahorros de sus clientes durante un elevado número de años, sin que éstos puedan hacer nada para recuperarlos, a no ser que se cumpla alguno de los supuestos mencionados anteriormente. Además, cuentan con la complicidad de las administraciones públicas, las cuales ofrecen “ventajas” fiscales para engatusar a los consumidores.


Si queremos planificar nuestra jubilación, nada nos impide hacerlo nosotros mismos, diseñando un plan de ahorro e invirtiendo nuestro dinero en aquello que más nos interese y que sepamos gestionar. Lógicamente, para conseguir esto tenemos que actuar con responsabilidad. Si necesitamos contratar un plan de pensiones para obligarnos a ahorrar, no estamos ni más ni menos que reconociendo nuestra inmadurez.


Los planes de pensiones suponen, por tanto, una limitación más a nuestra libertad de manejar nosotros mismos nuestra economía doméstica. Es otro de los elementos, junto a la incitación al consumo irracional, al endeudamiento, etc., que intentan vendernos los distintos colectivos que controlan la sociedad cada vez más financiarizada en que vivimos.

3 comentarios:

  1. Si guardamos el dinero en una hucha doméstica(como explica el autor), ésta no se reproduce, es más, pierde valor con el tiempo como consecuencia de la devaluación del dinero. Además, si no vamos tomando conciencia de ahorra, tal como están las arcas del Gobierno, es posible que mañana, los que hoy estamos trabajando para pagar los gastos públicos (pensiones, sanidad, educación...etc), no podamos disfrutar de una prestación de jubilación del Gobierno y encima, no tengamos nada ahorrado de nuestra época laboral. Personalmente, yo considero como más conveniente el PIAS, que aquí no está mencionado, pero es el más flexible. Éste permite paralizarlo en cualquier momento (si nos quedamos en paro, si disminuyen nuestros ahorros...) o bien, si así lo decidimos. Por otra parte, es un producto tan flexible que podemos reactivarlo cuando lo deseemos (si de nuevo empezamos a trabajar por ejemplo), y además, su rentabilidad suele ser de las más altas, teniendo un capital mínimo garantizado (no hay que olvidar que en época de crisis es importante invertir en capitales fijos, por delante de los capitales variables).
    Mi reflexión es meramente personal, y apoyada por el deseo de poder viajar a mi jubilación como lo hacen los suecos (dónde tan arraigada está la costumbre del ahorro privado), y no pasarlo como la gran mayoríad de nuestros mayores jugando a la petanca, o como mucho,a las cartas con los amigos. Y además, lo que yo me pregunto es... "si ésto es hoy, cuando las pensiones aún están medianamente bien, ¿qué haremos los mayores mañana cuando tal vez ni tan siquiera éstas existan?".

    Saludos de una economista: Manuela M4.

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  2. Hola Manuela, en ningún punto del artículo he dicho que metamos el dinero en una hucha, que no lo invirtamos o que no tomemos conciencia del ahorro, sino precisamente todo lo contrario. Te transcribo lo que he escrito: "Si queremos planificar nuestra jubilación, nada nos impide hacerlo nosotros mismos, diseñando un plan de ahorro e invirtiendo nuestro dinero en aquello que más nos interese y que sepamos gestionar"
    Precisamente lo que recomiendo siempre en estas páginas es el ahorro y la inversión, pero siendo nosotros mismos los que lo gestionemos.
    En cuanto a los PIAS, efectivamente es un producto más flexible pero sobre el que tampoco tenemos casi ningún control sobre los criterios con los que se invierte nuestro dinero. La experiencia dice que para invertir en renta fija, renta variable, derivados, etc. lo primero que hay que hacer es formarse en estos mercados y realizar las inversiones uno mismo, sin confiar nuestro dinero en entidades gestoras cuyos intereses desconocemos.

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  3. Hola Clavijero, pues mil disculpas si interpreté mal el contenido del texto. Es cierto que el ahorro hay que saber gestionarlo, pero también es cierto que hay que empezar cuanto antes. La poca tradición de ahorrar en nuestro país yo creo que es fruto del miedo por situaciones vividas por las personas que en algún momento se decidieron a ello (forum filatélico, nueva rumasa...etc), pero es cierto sí, muy cierto, que hay una inminente necesidad de empezar cuanto antes a meter dinero en algún lugar "fiable" del que podamos rescatarlo más tarde y poder vivir una jubilición más placentera. Tal vez, si el Gobierno llevara a cabo algunas medidas de exenciones fiscales, por ejemplo, para aquellos que hicieran planes de este tipo, éstos comenzarían a ser más abundantes. El miedo a consumir demasiado en estos momentos de Crisis, puede ser un buen aliado para incentivar el ahorro y más aún, si el Gobierno ofrece algún tipo de exención fiscal...o medidas semejantes, para que los ciudadanos se decidan a empezar ahorrar cuanto antes. Si bien es cierto por otra parte, que tal como está el mercado laboral, la población está indecisa a la hora de llevarlo a cabo, porque consideran (como es normal), más importante pagar la hipoteca que tienen de por vida, y que les supone la mayor parte de sus sueldos, antes que meter el dinero en ningún otro lugar. No sé, supongo que hablar de ahorro en estos momentos de coyuntura económica, puede ser tanto lo más apropiado para el momento, como lo más descerebrado que podamos hacer; pero al menos yo, lo creo necesario.

    Un saludo,

    Manuela.

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